Por Ing. Félix Díaz Tejada
Cabalgando
como tres Quijotes, el 11 de septiembre del año 2011, Ambioris Guzmán, Félix
Díaz Tejada y Yanio Concepción acudimos, por primera vez, a explorar las
vertientes norte y este de lo que definitivamente ya hemos logrado, el Parque
Nacional Loma Miranda. Pretendíamos tomar imágenes, anotar, de manera genérica,
aspectos relativos a la biodiversidad, fuentes acuíferas, anécdotas históricas
contadas por los ancianos nativos de las comunidades vecinas, las impresiones
de los pobladores ante la especulación de una hipotética explotación minera en
un espacio considerado sagrado para los habitantes de El Algarrobo, La Piedra,
Miranda, Cruce de Controbas, Sabana del Puerto y El Pino.
Las
innumerables actividades realizadas por toda la geografía dominicana: visitas,
descensos, batallas, marchas, viacrucis, conversatorios, conferencias,
eucaristías, paneles, cultos religiosos, acuciosos estudios, informes,
reportajes, exposiciones fotográficas y artísticas, poesías, canciones,
análisis, ponderaciones, filmaciones, artículos, columnas, boletines, opiniones
vertidas por activistas de los derechos de la humanidad, más de 150
resoluciones emitidas por un arcoíris de instituciones, tres sentencias
emitidas por los tribunales de la República, la opinión concluyente del PNUD,
negación de la licencia social, desestimación de la licencia ambiental, y otros
tantos eventos han prendido en lo más profundo del 87% de la población
dominicana. La solidaridad y la conciencia ambiental que ha motorizado este
rosario de actividades no aceptará nunca otra opción que no sea la preservación
del 100% de loma Miranda como Parque Nacional.
Los
legisladores, que fueron escogidos democráticamente por la mayoría de la
población adulta, actuaron conforme al mandado del pueblo soberano y, en
consecuencia, el Senado de la República y la Cámara de Diputados formalizaron
la declaración de loma Miranda como área protegida en la categoría de Parque
Nacional.
Pretendiendo
ignorar la astucia de nuestro pueblo, la multinacional minera, en alianza con
una parte de la élite más rancia del país, junto a varios políticos
inescrupulosos y dueños y directores de medios, ha dirigido una artillería de
desinformación y retorcimiento de la opinión pública, bajo el precepto de que
en la guerra la primera víctima es la verdad. Una campaña de derroche de
recursos superior a los RD$2,000 millones destinados al soborno y al
clientelismo avasallante, ha sido el costo económico que ha conllevado para los
perdidos mineros, sin resultados tangibles para ellos, generando mayor
indignación en el país y sin posibilidad alguna de poder penetrar al interior
de este patrimonio natural.
La
población, armada de sólidos argumentos aportados por nuestros prestigiosos científicos
e investigadores de la Academia de Ciencias y de la Universidad Autónoma de
Santo Domingo, se adueñó de la defensa de loma Miranda, asumiéndola con la
sacralidad que amerita el área y sus valiosos recursos naturales.
Bajo el
liderazgo moral de nuestro obispo, monseñor Antonio Camilo González, y los
sacerdotes de la Diócesis de La Vega, nada ni nadie está en capacidad de
revertir la decisión soberana del pueblo de haber logrado la realidad de que loma
Miranda perdurará para la eternidad como Parque Nacional.
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