Por:
Lic. Yanio C. Concepción
República Dominicana sigue
cambiando la mentalidad conformista de las personas adultas. La revolución
digital está cambiando la mentalidad de los jóvenes y niños. Los medios de
comunicación con poco o ningún nivel de investigación, los intelectuales de mazmorras,
los políticos corruptos que cada año
prefieren el borrón y cuenta nueva, la inversión de recursos para impresionar
la vista con carreteras, autopistas, bulevares, siguen igual, mientras el país
está cambiando.
¡Qué patriótico suena oír al
Presidente decir que su guía será la bandera tricolor, donde Dios, Patria y
Libertad son el lema! ¡Qué bueno es oír al Presidente de la ONU refrendar que: "Las prioridades del Gobierno son la educación y la
creación de empleos, así como la seguridad alimentaria y la salud". Asumir
estas prioridades como ejes estratégicos de gestión es muy loable y acertado. Sólo esperamos que el
Presidente no defraude las expectativas de la población y que sea consistente
con su objetivo de propiciar la unidad de la familia dominicana. Me pregunto ¿Cómo
reaccionan y se involucran los funcionarios de la nación con estas propuestas y
su ejecución? ¿Cómo se materializarán estos planes sin castigar a los corruptos
cuya única bandera tricolor ha sido “avaricia, egoísmo e inmoralidad”?
Nuevos aires se han sentido
desde el 16 de agosto con el discurso esperanzador del Presidente de la
República. Su “manos a la obra” nos compromete a todos para que nada sea igual
en el país, para vencer la delincuencia, para reclamar las declaraciones
juradas de los funcionarios públicos.
¡Esperamos que efectivamente
nada sea igual para vencer la impunidad, que nada sea igual en mi país para enfrentar
la crisis ética y la violación constante a los valores fundamentales de la
nación! ¡Que nada sea igual para vencer el miedo de ser asaltado, atracado o
engañado! Nada es igual cuando se pierde el respeto a la vida y a la naturaleza
en nuestra media isla descuidada por sus autoridades que solo “usan” a Dios en
la misa y después siguen igual.
Todo es igual cuando no hay
voluntad política para acorralar las mafias privadas y públicas que defienden
una democracia imperfecta creada por los mismos actores tradicionales que se confabulan con el Estado para que todo, impunemente,
siga igual.
Ya no más autovías,
bulevares ni autopistas costosísimas para adornar el país y engrosar los
bolsillos de los funcionarios. Hay que sembrar esperanza con educación, empleo, industrias, seguridad, respeto, justicia y desde la
esfera pública patrocinar el cambio que propicie la unidad nacional.
¡Que nada sea igual en
República Dominicana y que el sueño de vivir en paz sea ya una realidad en mi
país!
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