Palabras de Salutación Max Puig XXIX Asamblea General de Delegados



Agradezco sobremanera la oportunidad que me han brindado de ofrecer unas palabras de salutación ante esta XXIX Asamblea General de Delegados de la Cooperativa Vega Real.

Felicito a la Cooperativa Vega Real por la organización de esta asamblea, pero sobre todo por haberse convertido en referente nacional a través de su pujante labor a lo largo de las tres últimas décadas.

 

Siento gran satisfacción de estar aquí y de hablar ante todos ustedes. Ello me permite expresar de manera formal, expresa y pública mi más completo respaldo a esta gran causa nacional que es la del cooperativismo.

 

En apoyo a las grandes causas no debe haber razones que nos distancien. No debe haber diferencias políticas o de credo filosófico o religioso. Todos y todas debemos estar unidos cuando de los intereses colectivos se trata.

 

Permítanme referirme a los que considero son los cuatro grandes desafíos que encara la sociedad dominicana en nuestros días.

 

El primero de éstos es el de la desigualdad social. La sociedad dominicana se encuentra cada vez más lacerada por la amplitud de la brecha que separa a los más ricos de los desamparados de esta tierra.

 

El segundo es el desafío ambiental. Nuestro gran poeta nacional, don Pedro Mir, decía que “había una isla colocada en el mismo trayecto del sol”. Esa isla está situada también en el mismo trayecto de los huracanes tropicales. Agrego que, con el cambio climático, los fenómenos naturales extremos son cada vez más frecuentes, más potentes, más destructivos y menos previsibles.

 

El tercer gran desafío nacional es el de la inseguridad. Se ha extendido el temor entre capas cada vez más numerosas de la sociedad. Desde mi perspectiva, debemos garantizar en primer lugar la seguridad física. Al lado de ésta coloco la seguridad jurídica, tanto para las personas como para los entes jurídicos. Propugno por la seguridad social, al igual que clamo por la seguridad alimentaria y nutricional.

 

El cuarto desafío es el institucional. Los ciudadanos y ciudadanas le han ido perdiendo la confianza a las instituciones y a quienes las representan. La corrupción socava la confianza.

 

Para hacerle frente a estos desafíos y poder seguir avanzando, estamos obligados a producir cambios de trascendencia.

 

Desde hace tiempo he venido planteando la necesidad de que superemos el actual modelo de crecimiento económico con injusticia social y establezcamos un nuevo modelo de desarrollo solidario e inclusivo.

 

La superación del actual modelo económico debe ir acompañada de un cambio en la forma de gobernar y en la forma de hacer política. Se debe gobernar con otra lógica. En vez de gobernar para favorecer a pequeños grupos privilegiados se debe gobernar desde la lógica de las mayorías.

 

En el establecimiento del nuevo modelo económico, político y cultural que requiere la sociedad dominicana el cooperativismo, junto a las diferentes formas de economía asociativa y solidaria, ha de jugar un rol fundamental.

 

Para decirlo de otra manera, el desarrollo económico con inclusión y cohesión social al que aspiramos requiere de la aplicación de un modelo económico y social basado en los principios solidarios del cooperativismo.

 

Sin embargo, en nuestro país hay sectores que han dejado de lado el sector cooperativo. No han reconocido su gran importancia política, social y económica, ignorando su aporte decisivo en la superación de la pobreza y la exclusión.

 

No obstante, el sector cooperativo tiene una influencia creciente. En nuestro país ya hay más de 600 cooperativas, con más de un millón de socios. Esto significa que más del 10 por ciento de la población dominicana está asociado en cooperativas.

Los activos del sector cooperativo ascienden a más de 45 mil millones de pesos. En un año el sector puede movilizar más de 75 mil millones de pesos. Sin embargo, no se toma en cuenta al sector cooperativo al momento de formular políticas públicas.


El cooperativismo tampoco ha sido tomado en cuenta desde el punto de vista institucional. El IDECOOP ha sido una cenicienta en la administración pública y se le ha dejado caer en la obsolescencia. El resultado es que el IDECOOP no se ha podido adaptar a las exigencias de un mundo cada vez más interconectado que requiere de políticas solidarias y de comercio justo.

Teniendo en cuenta lo anterior me comprometo a respaldar todas las iniciativas que propendan al fortalecimiento institucional movimiento cooperativo, con las asignaciones presupuestarias debidas.

Considero que el movimiento cooperativo requiere de un proceso de transformación que favorezca su reforzamiento. Los sectores más amplios y representativos del país deberán participar en este movimiento de reforma y modernización que haga del cooperativismo un verdadero pilar del desarrollo nacional.

Aprovecho la oportunidad para dejar sentada mi posición sobre las ciertas propuestas que han circulado orientadas a igualar al sector cooperativo al sector bancario en cuanto a la aplicación de las mismas normativas prudenciales.

Me opongo a estas propuestas ya que ellas conducirían, en términos prácticos, a la destrucción del sector cooperativo.

Finalmente, deseo destacar la importancia que tiene el hecho de que las Naciones Unidas hayan declarado el año 2012 como el Año Internacional de las Cooperativas.

Debemos darle la importancia que tiene esta declaratoria para impulsar la transformación y el desarrollo del sector cooperativo en nuestro país. Ella debe servirnos para procurar el máximo apoyo posible en el campo internacional con vistas a hacer crecer de manera sana el cooperativismo en la República Dominicana.

Concluyo mis palabras expresando mi convencimiento de que el sector cooperativo es fundamental para la construcción de una República Dominicana más justa, democrática y solidaria.

Max Puig
Candidato a la Presidencia

Comentarios