Los metales, la tierra y el agua son
parte esencial de la Estrategia de Seguridad Nacional que nos debe garantizar la prosperidad a los
dominicanos y el Estado los está entregando “por barajitas” sin considerar el
daño irreversible a nuestro medio ambiente.
En todos los países desarrollados hay
un sistema de seguridad que maneja el Estado, representado por un Ministerio
que garantiza la seguridad estratégica nacional, la soberanía popular y la continuidad
del Estado.
Sin reglas claras es difícil
garantizar la permanencia digna del país en el tiempo. La nación dominicana, nacida
bajo el emblema de “Dios, Patria y Libertad”, sin un Estado Social y Democrático
como manda la Constitución no podrá garantizar la sostenibilidad ni la
prosperidad de sus ciudadanos mientras auspicia y autoriza la depredación de
sus recursos naturales, de sus especies endémicas únicas el mundo y de la
cultura que se entreteje alrededor de ellos. Sin un sistema de educación que
cree una conciencia nacional defensora de nuestro capital natural el futuro
nacional corre por senderos impredecibles.
¿Qué está haciendo actualmente el
Estado dominicano que nos garantice la permanencia en el tiempo como Nación,
con una administración pública ética,
eficiente y transparente, orientada a resultados, donde se respete el imperio
de la Ley, la seguridad ciudadana, donde haya educación de calidad para todos los dominicanos, energía permanente
a un precio justo, empleo decente con salario digno, competitividad e
innovación articuladas a la economía global?
Nuestro país, por su condición
particular de media isla, debe disponer de un sistema de seguridad nacional ambientalmente
sostenible, previendo el cambio climático como una realidad insoslayable.
La venta de nuestra soberanía a transnacionales
negociando acuerdos a espaldas de la seguridad estratégica pone en serio riesgo
nuestra identidad como país. Los responsables
de preparar al pueblo para que exploten su propia riqueza están pasando por
alto que algún día la justicia social los hará reos de la historia. La
intelectualidad dominicana, indiferente ante las conductas depredadoras de los
funcionarios públicos y privados, también será juzgada por complicidad silente.
Juan Pablo Duarte, los restauradores y
otros próceres dominicanos deben estarse revolviendo en sus tumbas ante tanta
corrupción, doble moral y pobre nacionalismo. Ellos sacrificaron todo, su vida,
su familia y sus bienes para defender su
ideología y su patria. Algún día la historia juzgará nuestro amor patrio a la
luz de nuestra reacción y acción ante sus atentados.
Sin educación, sin patrimonio
nacional y sin identidad nunca se sostendrá
la patria libre, la patria soberana, que nos heredaron nuestros padres
fundadores.
¿Cuál es la estrategia nacional que nos
asegura la permanencia a mediano y largo plazo sin perder nuestra cultura, nuestro
medio ambiente y el patrimonio nacional?
¿Cuáles son los objetivos estratégicos
como nación para orientar a nuestros
diplomáticos, actores económicos o militares del sistema de seguridad
nacional respecto a la explotación minera?
Hace
tiempo que se viene divulgando que la escasez de agua será, en un futuro no muy
lejano, motivo de guerras y su posesión, el trofeo más preciado. República
Dominicana está entregando sus fértiles montañas al control de la minería, agotando las fuentes naturales, destruyendo el medio ambiente con
cianuro, contaminando sin piedad las
presas con sulfuro. ¿Qué les dejaremos a nuestros hijos en la casa grande que
es la ecología, con la extinción de las especies?
Los ríos que drenan el
territorio dominicano juegan un papel destacado en el desarrollo económico del
país. República Dominicana posee un territorio de cerca de 48,440 km² y 1.6% de éste
son aguas interiores.
"El problema no radica en que las
reservas de agua sean cada vez menores
sino en que su localización y calidad están cambiando", le dijo a Clarín
el experto mexicano Gian Carlo Delgado, autor del libro Agua y Seguridad Nacional
(Mondadori).
Con la participación
de China en nuestro continente ellos han definido “cuatro ejes estratégicos de modernización:
Agrícola, Industrial, Científico-Tecnológico y Defensa Nacional”. En nuestra
área geopolítica, el agua y los recursos minerales serán nuestros mayores
desafíos.
La mina de Pueblo
Viejo, Cotuí, en República Dominicana, es una de las minas más importantes del
mundo “Las
perspectivas para el precio del oro son muy positivas y Barrick continuará
siendo uno de los mayores beneficiarios”, señaló Aaron Regent, presidente y
ejecutivo principal de la Barrick.
En el Caribe, República Dominicana es un eje central
para las negociaciones de América hispana. Sin embargo, el nivel de corrupción
nos ha hecho famosos y muy atractivos para los corsarios que andan surcando los
mares detrás de un botín de riquezas naturales que al parecer no tienen
dolientes ni herederos. La corrupción convierte nuestras riquezas en
debilidades donde cualquier empresa nacional o transnacional puede apropiarse
del patrimonio del país, sin tener que dar ninguna explicación a nadie, comprando
la conciencia de los cuatro poderes,
creando transfuguismo, haciendo negociaciones judiciales y políticas, en fin,
vendiendo nuestro rico país al mejor postor sin escrúpulos.
El
nuevo orden mundial se basa en el negocio del petróleo, oro, agua y riqueza
natural. La soberanía de los pueblos está atrapada por una mal llamada
globalización donde los grandes negocios en componenda por las grandes
potencias económicas y militares han acuartelado cualquier proyecto de Consejo
de Seguridad.
Con las
compañías trasnacionales instaladas en
República Dominicana, dentro de la
geoeconomia, política y la seguridad se tiene la precepción y proyección de que
EE.UU. debe asumir mayor control de los recursos que representa este país en el
Caribe.
¿Qué nos espera
para garantizar la Seguridad Estratégica Nacional, si no hay ninguna fuerza
política, empresarial ni social que propugne por un real Estado de Acción
Social y Democrático, con Soberanía Nacional? ¿Qué le espera a nuestra media
isla, si siguen saqueando nuestros minerales, agua y recursos naturales?
Nuestras montañas nos pertenecen, en su seno materno se acunan nuestros
principales recursos naturales. Sin nuestras montañas, las que Dios nos regaló,
no hay patria ni libertad!
YC
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