24 de octubre, Día Internacional del Cooperativismo

En 1923 el Comité Ejecutivo de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI) recomendó conmemorar un día internacional de las cooperativas. El 16 de diciembre de 1992 la Asamblea General de la ONU (Naciones Unidas), a través de la resolución 47/90, proclamó la necesidad de realizar un "Día Internacional de las Cooperativas" a partir de julio de 1995.

El punto de partida del movimiento cooperativo se inicia el 24 de octubre de 1844 en Inglaterra cuando un grupo de 28 trabajadores ingleses de una industria textil de la ciudad de Rochdale Inglaterra, que se habían quedado sin empleo tras una huelga.

Constituyeron la primera empresa cooperativa que se llamó Sociedad Equitativa de los Pioneros de Rochdale, a la cual aportaron cada uno la cantidad de 28 peniques.

Hoy son conocidos como "Los Pioneros de Rochdale". Los Pioneros se auto impusieron reglas que debían respetar rigurosamente y que fueron una de las causas de su éxito. Crearon una carta que establecía los pasos que guiarían a la organización. Así nació el cooperativismo organizado. Sus principios, fundamentados en genuinos ideales de solidaridad.

En República Dominicana la idea del cooperativismo comenzó a mediados de 1946 y estuvo a cargo de un sacerdote de la Orden de los Scarboro, organizándose la primera cooperativa de ahorro y crédito en Manoguayabo, Santo Domingo, por el Padre Alfonso Chafe, posteriormente el 15 de diciembre del 1946, el también sacerdote Santiago Wash, párroco de Bayaguana, organizó otra cooperativa de ahorro y crédito.

Sobre esta obra: “10 años de cooperativismo en la República Dominicana” de la autoría del Padre Pablo dice; “bajo la inspiración del padre Alfonso Chafe como superior de la congregación varios padres comenzaron con grupos de hombres en sus parroquias con miras a formar cooperativas un día; el padre Alfonso comenzó el primero de estos grupos en manoguayabo en octubre de 1946.

Cooperativismo en la región del cibao central

En 1948 el Arzobispo de Santo Domingo Monseñor Ricardo Pitini lleva al Padre Pablo por unas ocho parroquias del cibao donde dictó varias conferencias sembrando la semilla del cooperativismo. Centenares de feligreses acudieron a la convocatoria hecha por el arzobispo Pitini. La credibilidad de la iglesia y del arzobispo Pitini no lograron despertar el campesino cibaeño de su letargo y encausarlo sobre la importancia del nuevo

sistema socio-económico que comenzaba a propagarse; la semilla sembrada durante esta gira de una semana comenzó a dar sus frutos tres años después cuando en 1951 surgió en San José de las Matas el primer grupo en el cibao.

La tercera economía

La conceptualizacion de tres sectores económicos pretende identificar los diferentes sistemas económicos atendiendo a sus características comunes. El primer sector corresponde a la economía pública, el segundo sector se refiere a las empresas privadas y el tercer sector reúne todas las otras formas de empresas y organizaciones que, por lo general, no tienen fines de lucro y se basan en una gestión democrática, eficiente y transparente, capaz de generar bienes y servicios de interés público.

Este tercer sector de la economía social dominicana mueve más de 60 mil millones de pesos cada año, entre más de 750 mil socios directos, 600 cooperativas, con más de 30 mil millones en activos, incidiendo en más de 3.5 millones de dominicanos, aportando más de 7% al Producto Interno Bruto de la nación, llegando a los sectores más carenciados de la sociedad con educación, créditos, salud, medio ambiente, cultura, deporte, etc.

La Economía Social y Solidaria prioriza a las personas frente al capital, trabaja por el interés general y dedica esfuerzos notables para alcanzar la sostenibilidad. Reúne organizaciones de productores, consumidores, ahorristas, trabajadores, etc. que operan regidas por los principios de participación democrática. Practica un régimen especial de propiedad y atribución de resultados generados, en función de las actividades desarrolladas por los socios y no de sus aportaciones al capital social. Está fundamentada en los valores de la democracia, el interés social y la solidaridad.

Hay que resaltar las iniciativas encaminadas a impulsar el reconocimiento y la importancia de la economía social en las estrategias para el desarrollo local. Las cooperativas y organizaciones económicas asociativas, con sus principios de solidaridad, primacía del trabajo y control democrático de la gestión, realizan un significativo aporte al desarrollo económico, social y democrático de los pueblos. La economía social plantea un “enfoque diferente de la empresa” cuyo motor principal no es la rentabilidad financiera sino los beneficios para toda la sociedad. Este tercer sector conjuga rentabilidad y solidaridad.

Yanio Concepción

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