Diálogo en el 2014

Por: Yanio Concepción

Para el año 2014 la Iglesia nos invita a hacer énfasis en el diálogo como herramienta de escucha y perdón a las personas. Abrir el diálogo en el país, buscar consenso en procura de la paz cambiaría la dirección de nuestro destino político, social, económico, educativo y ambiental. Sería una excelente decisión asumir el diálogo sincero y franco para unir voluntad con respeto para una verdadera democracia donde la gente se exprese a través de las instituciones organizadas.

Dialogar para conciliar, dialogar para planificar, dialogar para decidir evita conflictos innecesarios, elimina desperdicios y reduce inventarios de amargura y desesperanza. Dios quiere que seamos instrumentos de paz. Dios concibió un mundo diverso en una armonía perfecta. Hizo a cada ser humano único, pero compatible. Es una decisión sabia aprender a dialogar para conciliar, para convivir, para debatir y para amar.

El ritmo de vida de hoy y la comunicación tecnológica han desplazado el diálogo de su papel estelar de unir personas, de acercar países, de intercambiar afectos y  opiniones. La convivencia social, la unidad familiar y la paz del país han sido socavadas por la falta de diálogo. El diálogo, el intercambio oral de ideas no es solamente un importante ejercicio vocal. La palabra hablada ante interlocutores presentes demanda habilidades mentales, sensoriales y emocionales indispensables para activar determinadas zonas del cerebro necesarias para la paz y la convivencia humana.

El Presidente de la República cada semana escucha a grupos de campesinos, sus vicisitudes y necesidades acumuladas. Este diálogo directo es un buen indicio de democracia y de voluntad de obtener información fidedigna desde la fuente primaria donde se origina, sin intermediarios ni burócratas. Algunos funcionarios preferirían ser intermediarios entre la comunidad y el Presidente para usar el poder y sus recursos para provecho personal. Este diálogo le permite al Presidente conocer, palpar e identificarse con realidades sociales diferentes. En este diálogo comunitario se plantean las necesidades y prioridades reales de la población.


El diálogo es el mejor instrumento para la convivencia humana. Construye mejores familias, edifica comunidades sanas. El diálogo propicia el perdón, abre las puertas del corazón para un entendimiento más verdadero y duradero entre los líderes de opinión. El diálogo es la esencia de una convivencia democrática real. ¡Vamos a dialogar con franqueza y humildad, despojándonos de las malas creencias y de posiciones recalcitrantes que entorpecen la convivencia pacífica! ¡Acojamos la dedicatoria del 2014 para dialogar y emprender el camino hacia un mejor país!

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