Por Yanio Concepción
En mi país la tristeza y la pobreza nos inundan sin remedio. Vemos a los políticos delinquir ante un pueblo sin educación, con un alto presupuesto para pagar deudas presentes y heredadas y un déficit de energía eléctrica que solo llenan las arcas de grupos enquistados en el poder por más de 30 años. Vemos una democracia de papel que no representa los mejores intereses de la nación que demanda mejorar todos los servicios públicos. Ver mi país sin visión clara del panorama que nos tocará en los próximos treinta años me inunda de tristeza.
Vivimos anidados de
virulencias y componendas políticas con un presupuesto nacional que no aporta
al desarrollo sostenible, que solo sirve para pagar deudas y subsidio de
energía a los más poderosos a cambio de los ingresos del Estado. Estamos a la
puerta de un Estado fallido y sin oposición política ni social de los sectores
que inciden en la democracia de papel.
Sin el combate a la
corrupción pasada y presente no tendremos un país confiable ante los organismos
internacionales que solo buscan que se les paguen sus intereses y su capital
sin importarles el destino del país.
Vivir en un país de
caciquismo y caudillismo político y empresarial no es bueno para la democracia
de papel, si no se toman en cuenta los sueños y luchas de los
Padres de la Patria, del pueblo y los revolucionarios que murieron luchando por
una República Dominicana mejor. ¿Para qué tantos ejemplos de patriotas si sus
pensamientos y su vida no son tomadas en cuenta y solo se usan como unas
efemérides patrias? ¿Para qué enarbolar nuestro escudo, nuestra bandera y
nuestro himno en su honor si no se toma en cuenta su sacrificio?
Con la visión del
presupuesto del 2014 tendremos más de lo mismo sin combatir la delincuencia que
arropa a los dominicanos. Seguiremos sin castigar a quienes se han robado
impunemente los recursos públicos con que se podrían hacer dos nuevas República
Dominicana, según la Cámara de Cuentas.
Es tiempo de
despertar un pensamiento crítico y de reflexión hacia donde realmente
queremos ir como país. Si nuestras autoridades no toman en cuenta
nuestras principales riquezas naturales, si no se planifica el porvenir con
recursos humanos calificados para enfrentar desde dentro nuestras principales
dificultades, si no hay un plan de nación que todos le demos seguimiento para
la presente y futura generación, ¿para que un presupuesto para pagar deudas y
déficit que se fueron en corrupción?, ¿para que un presupuesto nacional para
pagar combustible y energía eléctrica cara?
Al fin y al cabo se
va a hacer lo que los políticos decidan con los recursos de todos sin tener en
cuenta la población que demanda justicia a los corruptos. Es tiempo de
reflexión antes de culminar el año y repensar bien en qué país queremos
vivir.
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