Ser Cooperativista Es Mucho Más

Por: Yanio C. Concepcion


Las empresas de la economía social se destacan por su desarrollo sostenible e involucramiento con la comunidad, representando los sectores trabajadores y más carenciados de la sociedad.

La masificación de los medios electrónicos de comunicación y de las redes sociales ha democratizado la participación de los ciudadanos comunes en la opinión pública. Los jóvenes actuales protagonizan esta generación-net, que con o sin estudios, empleados o desempleados, buscan disfrutar la vida al máximo, con o sin Dios en su corazón.

El mundo moderno ha añadido nuevos temas a la agenda actual. La subsistencia, en lo económico, social, político, educativo, la competitividad, la productividad, pero más que todo la seguridad ciudadana son los ejes centrales de las discusiones de hoy día.

¡El cambio de rumbo es inminente! El crecimiento de China, India, Brasil, y otros estados relegados por las grandes potencias que han dominado el mundo, a veces, sin piedad, excluyendo a los miles de millones más desposeídos está marcando una tercera vía en el diálogo mundial. También la naturaleza, flora, fauna y medio ambiente, están preconizando cambios inminentes. Ni el capital ni el poder del Club de las Diez Estrellas podrán detener la revolución que se avecina.

Los trabajadores sólo son objeto de impuestos al consumo, que los grandes bancos acumulan y capitalizan para aumentar su riqueza bajo un concepto populista de seguridad social. El Estado, benefactor de la minoría, paga su deuda con los impuestos de los ciudadanos comunes que tenemos la obligación de consumir lo que producen los comodities.

Ninguna empresa ni país puede garantizar sostenibilidad ni gobernabilidad, sin identidad, sin pertenencia y sin compromiso. Sin vinculación no hay desarrollo social, económico ni humano posible.

La identidad es la esencia de la empresa. La pertenencia es la consecuencia natural del ser humano de ocupar un lugar y un espacio determinados en una empresa o sociedad. El compromiso es cumplir con una descripción de puesto y nada más. Mucha gente ocupa un puesto, pertenece y nada más.

El compromiso es el segundo nivel de participación de cada ciudadano. Es creer en el grupo, seguir decisiones colectivas, que nos guíen a un destino mejor, es caminar hacia una misma dirección hasta llegar a la meta. Como dijo el escritor Antonio Machado, “caminante no hay camino, se hace camino al andar”. El compromiso es asumir responsabilidad legítima como participante de la empresa y la sociedad regida por leyes, normas y reglamentos.

La situación actual demanda otro nivel de participación. Pertenecer ya no basta, comprometerse ya no es suficiente. Es necesario ligarse, vincularse, involucrarse emocional y espiritualmente procurando íntegramente ser agentes de cambio a favor de la sociedad que aspiramos.

Conectarnos profundamente con lo que hacemos, disfrutar el deber cumplido con orden y respeto, implicarnos con amor, desbordar nuestra energía, hacer correr por nuestras venas la sangre de la empresa, con entusiasta alegría es la única vía para nuestra realización personal plena y, por ende, de nuestra sociedad. Ser cooperativista es ser Real, es sangre nueva que renueva el espíritu con su accionar diario.

Gandhi concebía la violencia como “el miedo a los ideales de los demás”. El terror delincuencial y la corrupción galopante en la economía pública y privada, están sepultando los sueños e ideales del pueblo. Se impone un cambio en el sistema económico actual. La economía social y solidaria, representada por el cooperativismo, es una vía posible y factible de marcar el nuevo orden mundial.

Lo peor de esta sociedad manipulada por los medios de comunicación es el silencio de la gente buena ante las cosas malas que hace la gente mala. Ni siquiera estamos asumiendo la única intolerancia válida que es la intolerancia para defender nuestros derechos, nuestros valores y nuestros principios que nos deben guiar a una mejor sociedad. La formación moral individual y colectiva debe ser el fundamento esencial del desempeño democrático y económico de toda persona, empresa y estado.

Con la identidad, pertenencia, compromiso y vinculación de las personas conquistaremos la patria y la libertad que anhelamos en lo económico, social y político y, sobre todo, cumpliremos la voluntad de Dios, en un mundo donde prevalezca el hombre por encima del capital.

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