Nacionalización de Loma Miranda y la Cordillera Central, madre de las aguas

Por Yanio Concepción

Lacera profundamente el alma nacional, el hecho de que amplios segmentos de la población, los partidos políticos, la prensa nacional, asociaciones empresariales, aspirantes a la Presidencia de la República y al Congreso Nacional, no se hagan eco de propuestas y exigencias ante la crisis ambiental, y de las soluciones de mitigación y resarcimiento del pasivo ambiental acumulado a través de las diversas vertientes de infracciones y delitos de naturaleza ambiental.

Constituye una exigencia nacional, definir el alcance de estos sectores, ahora que los países estarán obligados a resguardar sus recursos naturales, para asegurar a su población un ecosistema sostenible, y un régimen alimentario y ambiental a largo plazo.

Los ecocidios ocurridos recientemente, demuestran la relación de dependencia mutua entre los humanos y las redes de la vida en las que residimos. Los graves y prolongados incendios en vertederos de sólidos urbanos en República Dominicana, fuegos forestales sin precedentes en Brasil, California y Australia, la invasión de langostas en el cuerno de África y ahora la pandemia de COVID-19, son acontecimientos que muestran el mensaje que la naturaleza nos está enviando.

Así mismo, somos espectadores de la crisis del agua, la cual se ha profundizado en el transcurso del tiempo, y que, en el 2019, a pesar de los presagios negativos del impacto del cambio climático, la República Dominicana, sigue siendo un país altamente vulnerable, y continúa con las prácticas de derroche de agua, indisciplinas sociales, consumidores sin control desde el Estado, lo que evidencia el nivel de inconsciencia de los ciudadanos, en el uso racional del preciado líquido.

Con el tema “Biodiversidad”, este año 2020, la Organización de las Naciones Unidas (ONU), celebra el día mundial del medio ambiente, con el ánimo de concienciar al mundo hacia la protección de los ecosistemas que son críticos para la supervivencia de la humanidad.




Al respecto la ONU cita que “el agua está en el epicentro del desarrollo sostenible y es fundamental para el desarrollo socioeconómico, la energía y la producción de alimentos, los ecosistemas saludables y para la supervivencia misma de los seres humanos. El agua también forma parte crucial de la adaptación al cambio climático, y es el vínculo crucial entre la sociedad y el medioambiente”.

Aparentemente, esta motivación, no ha servido para orientar a las autoridades y a la población, hacia el compromiso del cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo Sostenible: el ODS No. 6 que busca “garantizar la disponibilidad y la gestión sostenible del agua y el saneamiento, para todos”; y el ODS No. 13 de “Adoptar medidas urgentes para combatir la crisis climática y sus efectos”.

Son muchos los motivos para defender nuestras montañas y la madre de las aguas, como es la Cordillera Central Loma Miranda. La Organización Mundial de la Salud (OMS), apunta que “la escasez de agua ya afecta a cuatro de cada 10 personas''. Siendo el agua un derecho humano fundamental, y considerando el aumento de la población mundial, debemos priorizar las demandas de los recursos hídricos, para que las comunidades tengan la cantidad que necesiten para satisfacer sus necesidades. En respuesta a los organismos internacionales, el preciado líquido hay que protegerlo, porque el 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua (UNISDR), el 80% de las aguas residuales retornan al ecosistema sin ser tratadas o reutilizadas (UNESCO, 2017).

Actualmente hay datos que claman por acciones. En el tema del agua, las cifras oficiales indican que dos tercios de los ríos transfronterizos del mundo no tienen un marco de gestión cooperativa (SIWI); 2,1 billones de personas carecen de acceso a servicios de agua potable gestionados de manera segura (OMS/UNICEF 2017); y la agricultura representa el 70% de la extracción mundial de agua (FAO).

La biodiversidad en la República Dominicana reporta un registro de fauna de 201 familias, 1,284 géneros, y 6,000 especies vasculares. Estos patrimonios hacen de Rep. Dom. una nación de las más ricas en biodiversidad del Caribe, con unas 2,050 especies endémicas, equivalente al 34% del total en la Isla; 6,000 especies de plantas vasculares; y su riqueza faunística la componen aves, invertebrados, anfibios, reptiles y mamíferos.

Nuestro país es uno de los más vulnerables del mundo, ante el cambio climático. Ha tenido un deterioro ambiental grave, y ante la ausencia de la voluntad política a nivel de Estado, la inexistencia de liderazgo empresarial comprometido en temas ambientales, y políticos con mentalidad depredadora, estamos obligados a definir políticas estatales y actualizar las leyes vigentes al marco de la Constitución.

A estos factores se agrega, la irresponsabilidad de los legisladores que tienen engavetado el proyecto de ley de agua, ordenamiento territorial y modificación de la ley minera, deambulando en comisiones en el Congreso Nacional desde hace 20 años, sin esperanza de aprobación porque empresarios, grupos económicos oligárquicos y políticos colocan los intereses de sus grupos económicos por encima del interés de la nación.

Percibir la inobservancia y pasividad de las instituciones llamadas a velar por el cuidado de las áreas protegidas y áreas verdes del país; las respuestas aletargadas de concejales y legisladores que no asumen una postura responsable por la defensa al medio ambiente en proyectos residenciales, muestran el nivel de compromiso de quienes dirigen la sociedad de modo que puedan asegurar la sostenibilidad y racionalidad nacional.

Entendemos que independientemente de la acción política del país, debe ser la propia población la principal interesada en respetar y hacer que se respete el medio ambiente. Esta acción masiva y responsable es una tarea que debemos acometer con urgencia para cuidar y proteger el medio ambiente, asumiendo responsabilidad social, y exigiendo a los políticos, legisladores y concejales que se apeguen al cumplimiento de las leyes coherente con sus deberes de ciudadanos.

En medio del aislamiento social y territorial que nos ha impuesto el Coronavirus (Covid-19), la decisión más adecuada es que respetemos nuestros recursos naturales, los ecosistemas, y rescatemos las cuencas hidrográficas, para salvaguardar las fuentes de producción de agua en el país, y de manera especial, asumir juntos (sociedad y autoridades), las sanciones correspondientes para los violadores consuetudinarios y devastadores sin castigo histórico por los crímenes ecológicos.

Ningún país está libre del impacto mundial del cambio climático. Hoy día, la vida nos demanda a todos mejor forma de vivir en un ambiente sostenible y hacer uso racional de la tecnología. Los esfuerzos de las Naciones Unidas, en celebrar el Día Mundial del Medio Ambiente, se centran en motivar a las personas y comunidades para que se conviertan en agentes activos del desarrollo sostenible y en el cambio de actitud hacia los temas ambientales.

La ONU, nos invita a “salvaguardar los espacios silvestres, a los educadores le insta a inspirar a los estudiantes a vivir en armonía con la Tierra; y a los jóvenes a que se conviertan en audaces guardianes de un futuro verde”. Cuidar y proteger la biodiversidad es una responsabilidad de las autoridades y de la población porque al conectar con la naturaleza tenemos la garantía de una vida más sana y sostenible.

Tenemos el reto de “Repensar el mundo” ante el deterioro del medio ambiente. Somos seres vivientes, y nuestro compromiso es defender nuestro origen planetario y entorno, para vivir felices en el país que amamos, cuidando la diversidad biológica que tenemos en nuestra Loma Miranda y en la Cordillera Central.

Lic. Yanio Concepción - Presidente Ejecutivo CVR


Comentarios