Es indudable que la mujer ha escalado mayores y mejores
puestos en el escenario empresarial dominicano. Hay mucha información sobre las
estadísticas, impacto y conquistas de la mujer dominicana en el mercado laboral.
No obstante, poco se sabe de las huellas y los efectos de la marca-mujer en el
mapa empresarial dominicano.
La “marca-mujer”, en este
contexto, se puede definir como los
factores distintivos que conforman la reputación de la mujer que se pueden capitalizar
para formular estrategias o políticas que incidan en mejores resultados
económicos y sociales. La mujer posee características
propias que la hacen única y significativamente diferenciada del género
masculino.
La creciente presencia
femenina en el ámbito empresarial debería haber propiciado la creación de
políticas públicas e institucionales que favorezcan al género y transformen el
engranaje organizacional “hecho por hombres” en un espacio más equitativo.
Hasta ahora, la tendencia
ha sido que la mujer tiene que “trabajar como un hombre” para acceder puestos
de liderazgo en la empresa. “Trabajar como un hombre” significa estar
disponible 24/7 para la empresa, socavando el tiempo para la familia; asumir un
estilo de liderazgo “machista” imponiendo autoridad, en lugar de inspirarla;
ser agresivamente competitiva para mantener su puesto, entre otros estilos de
hombres.
La marca-mujer cuenta con
atributos únicos que le harían mucho bien a la manera masculina de administrar.
La sensibilidad, la intuición, el sentido de responsabilidad, la actitud
pacificadora, la generosidad materna, la disciplina del ahorro, el gusto por la
belleza y el orden, los principios morales son características propias del género
que producirían efectos muy positivos de instalarse en la cultura empresarial
dominicana.
No tiene mucho sentido que
haya más mujeres ocupando puestos importantes en la empresa si ese poder no ha
producido mejores empresas, ambientes de trabajos más justos y amorosos, ganancias
éticas compartidas, horarios flexibles en condiciones específicas y programas
de bienestar integral del empleado.
La marca-mujer tiene mucho
que aportar a la clase empresarial dominicana. Dondequiera que haya una mujer
en un puesto de trabajo su marca-mujer debe hacer una diferencia de bienestar para todos.
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